UBER YA HA PASADO POR VARIAS CRISIS DIRECTIVAS, PERO AHORA AFRONTA UN DESAFÍO AÚN MAYOR: RETENER A SUS CONDUCTORES, ALGUNOS DE LOS CUALES DEBEN DORMIR EN SUS COCHES PARA LLEGAR A FIN DE MES
Desde que se fundó en 2009, la única prioridad de Uber han sido los clientes. A medida que la compañía creció (ahora opera en más de 70 países y tiene una valoración cercana a los 70.000 millones de dólares), el servicio ha mejorado notablemente. Se ha hecho más rápido y más barato, lo que ha disparado su uso.
Pero durante estos años de crecimiento vertiginoso, la compañía ha dejado a un lado a los conductores. En los tribunales se han ido acumulando las denuncias en las que éstos alegan que no se les da el estatus laboral que merecían o que no se calcula su salario correctamente. En Estados Unidos, casi la mitad de los chóferes ha dejado de trabajar para Uber antes de un año, según datos de la empresa recopilados en 2013-2015. Cada vez más se han pasado al rival Lyft, que ha ganado cuota en parte a las mejores condiciones que ofrece.
Hasta los directivos de Uber empiezan a admitir que tienen un problema. “Los conductores son nuestros socios más importantes, pero no les hemos prestado la debida atención”, declaró Aaron Schildkrout, jefe de producto de Uber, este verano poco antes de que la firma lanzara una campaña para recomponer la maltrecha relación.
Además de los agobios financieros por los que pasan los conductores, hay otros muchos motivos de frustración. Uber ha intentado solucionar algunos de estos problemas con varias medidas: da una compensación por el tiempo de espera, ha creado una línea de asistencia y paga más por las carreras en las que varias personas comparten un vehículo. También ha agregado una opción de propina en la aplicación, copiando a su rival Lyft.
Todo esto forma parte de un plan para reorientar una mentalidad excesivamente volcada en el pasajero. “El sistema era cada vez más eficiente, pero hicimos que todas las ventajas redundaran en favor de los clientes. Los ingresos de los conductores no subían y eso no está bien”, dice un exdirectivo.
Los conductores se sienten controlados. Muchos de ellos afirman que la sensación de control se intensifica por la forma en que la aplicación registra cada movimiento, les dice dónde ir o a quien recoger.
Además de esta sensación de sentirse controlado está la forma en que Uber cambia constantemente los objetivos para conseguir bonus para que los conductores hagan más viajes. Estos pagos por bonus se llaman quests y a cada conductor se le asignan unos objetivos diferentes, ya que los algoritmos de Uber evalúan qué tipo de incentivo financiero puede hacer que cada persona trabaje un poco más. Pero cumplir los objetivos puede ser muy difícil y a menudo requiere pasar largas horas en el coche los siete días de la semana.
Fuente: FINANCIAL TIMES. ACTUALIDAD ECONÓMICA. Nov 2017