“El taxi es una empresa privada de interés público”

En esta ocasión, LVT realiza una entrevista a Dionisio Gracia Fajardo, presidente del STAB y vicepresidente primero y Presidente de Honor de la UNALT, sobre cómo nació la idea de que la licencia de taxi era patrimonio familiar.

[Img #2140]La Voz del Taxi.- ¿Desde qué momento tuvo la seguridad de que la licencia del profesional del taxi era patrimonio familiar?

Dionisio Gracia Fajardo.-Nunca tuve dudas. Desde que compré la primera licencia, tuve claro que era otra empresa cualquiera, sujeta a todo tipo de impuestos y sólo con la particularidad que se rige por su régimen reglamentario correspondiente, que evidentemente se ha de respetar.

LVT.- ¿En qué acto público justificó que la figura de la licencia del taxi era patrimonio familiar?

DGF.-  En un homenaje que se le hizo al presidente del IMT , Sr. Torres Carol, presidido por el alcalde Maragall en que se me invitó a que hiciese uso de la palabra sin yo contar con ello, aproveché la circunstancia para hacer una radiografía de por qué la licencia de taxi formaba parte del patrimonio familiar.

LVT.- Usted denomina al servicio del taxi como un servicio privado de interés público. ¿Por qué no lo define como un servicio público?

DGF.- Está muy claro que no es en sí un servicio público, sino que se trata de una empresa privada de interés público. Esta opinión ha sido posteriormente ratificada por destacados catedráticos de Derecho Administrativo como Rafael Entrena Cuesta, Eduardo García de Enterría y también por el propio Tribunal Supremo.

LVT.- Es conocido que con anterioridad al Congreso d Vigo, usted luchó, frente al entonces alcalde de Barcelona, para que no expropiaran títulos de licencias…

DGF.-  Aunque podría alargarme, lo haré breve. Por aquel entonces había un serio problema de arrendamientos en el sector del taxi y el alcalde de Barcelona escuchó a una de las partes con su valoración  política. Ante la gravedad del tema los gremios de la patronal delegaron en mi persona. Hablé con el alcalde y con  el gobernador. Cuando me percaté de que era una cuestión muy politizada, les pase un dossier a los dos. En él, les advertía que estaban cometiendo un error contra los propietarios, pero  hicieron caso omiso a mis advertencias y anularon las trece primeras licencias. Tuve que cortar por lo sano y me dirigí al Rey. Ganaron mis tesis y al final devolvieron a sus dueños las trece licencias expropiadas.

LVT.- ¿Finalmente qué fue lo que ocurrió?

DGF.- El propio alcalde de Barcelona nombró una comisión de la que formamos parte el abogado del Ayuntamiento y yo mismo. Arreglamos todo con careos entre arrendadores y arrendatarios y en seis meses todo quedó todo resuelto. Debo precisar que personalmente no los consideraba arrendamientos, para mi eran contratos de sociedad ‘sui generis’ entre las partes, pero alguien lo politizó todo, y prefiero no decir más porque el tema se arregló bien y, en definitiva, ya pertenece al pasado.

LVT.- Con motivo de todas estas acciones, ¿hubo algún tipo de repercusiones?

DGF.- Estos asuntos siempre tienen sus repercusiones. Si defiendes a unos, los otros no están conformes y viceversa. No obstante, terminé siendo amigo de todos, como no podía ser de otra manera, pues todos somos compañeros al fin y al cabo.

Fuente Original: La Voz del Taxi

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